Te no muero

La furia de mi sexo es insoportable-se decía- y aunque no fuese específicamente furia, sí era rabia. Una descarga contenida le salía a la hora del sexo, porque eso que hacía, no era amor ni mucho menos. Porque María sabía lo que era el amor, por lo menos la definición de los libros, la etimológica, la del "no muerte". Por eso, les prohibía termimantemente a sus sucesivos amores, que le dijeran "te amo", porque en su mente se gestaba la idea del "te no muero," y le parecía patético. ¿Esto es el amor?, esto no puede ser el amor.
Le causaba mucha gracia el viejo chiste de un humorista de radio que había sabido escribir en un libro: nunca vayas a la cama con una persona más desequilibrada que vos. Y se reía resignada.